La energía sexual es una herramienta para el alma, es una de las formas más poderosas que tiene el alma para producir el movimiento evolutivo que la persona necesita, es un portal de evolución.

Más allá de la atracción física, el alma, escoge a través de la energía sexual a la persona con la cual tiene que intercambiar información y aprendizaje evolutivo y esto a veces sucede físicamente y otras cuánticamente.

La cuestión es que nadie nos ha enseñado a manejar la energía sexual.

Como terapeuta me encuentro cada día con ciertos paradigmas que se repiten en todos los pacientes y que no dejan de asombrarme.

Es curioso ver como tantas personas por no comprender el manejo y la misión de su energía sexual.

Tanto si se tienen relaciones sexuales, como si no, cuando no se sabe cómo manejarla, se entra en el apego, la adicción, la represión, la decepción, la humillación, la traición a sí­ mismas y al otro…y muchas veces por contención o mal uso genera todo tipo de desequilibrios físicos, emocionales, en las relaciones y por supuesto vicios que la tratan de apaciguar.

No debemos de subestimar la energía sexual, todos sabemos a lo que nos ha podido llevar, a lo mejor y a lo peor de nosotros mismos y por supuesto a aprender de cualquier manera a vulnerabilizarnos.

La energía sexual maneja un porcentaje bien grande de nuestras decisiones, hasta de lo que elegimos comer y lo que elegimos hacer…es una energía que preferimos obviar porque ha sido sumamente desvirtuada, pero la energía sexual es sagrada.

Cuando no sepas que hacer con tu energía sexual, llévala al corazón y el, que es el puente del alma, con su sabidurí­a esparcirá esta energía sagrada por todo tu biocampo llevándola a órganos, sistemas y cuerpos que más lo necesitan, nutriéndolos y llenándolos de luz.

Algo tan simple como este gesto de humildad y de honrarte producirá un profundo sentimiento de paz interior y tu percepción de la realidad cambiará considerablemente.

Aprende a ser consciente de tu energía sexual y sublimarla y te encontrarás que ya no eres dirigido por ella, sino que ella te sirve para elevarte.

Sandra Fernández