Sexualidad y evolución. La sexualidad como energía terapéutica

La energía sexual hace parte esencial de nuestra vida. Tanto es así, que si esta energía no hubiera estado presente, nuestros padres nunca hubieran concebido el pequeño ser que creció en el vientre materno para que en su desarrollo llegara a convertirse en quien somos hoy. Así podemos entender que tener una relación desequilibrada o de bloqueo con esta energía significa de algún modo estar en incoherencia con la energía que nos dio origen, y que además es la energía creativa de la que disponemos para desarrollar nuestra vida según nuestros sueños y deseos más profundos.

Muchas veces nuestro corazón nos dice en su lenguaje silencioso y profundo que lo que nos dará felicidad es una cierta forma de vida, muy claramente descrita por esa voz del centro de nuestro pecho. Puede decirnos, por ejemplo, que nuestra vocación es viajar o aprender, o guiar a otros, o tener hijos, o ser profesores, atletas, artistas, conferencistas, emprendedores, innovadores en los negocios, o cualquier otra cosa. Pero si nuestra relación con la energía sexual no es fluida, si no amamos y expresamos con tranquilidad esta energía, será muy difícil que concretemos esos sueños, esas metas, que pueden ser vocacionales, o sobre el lugar en el que queremos vivir, o sobre el tipo de relación de pareja que queremos experimentar. Con una energía sexual bloqueada y no aceptada, nuestra vida tomará otros caminos y nuestro corazón no podrá ver realizados esos anhelos que nos hacen crecer y sentir la plenitud de la vida.

Y el problema también es que no solo no podemos realizar esos anhelos, sino que como consecuencia de eso se producirán bloqueos en nuestra mente y en nuestro cuerpo, motivados por la frustración de estar viviendo una vida que no sentimos como propia, que no nos da felicidad. Es decir, no solo estaremos frustrados y aburridos cada día, sino que en nuestro cuerpo se manifestará el malestar que conocemos como enfermedad, pues es esta frustración la que, acumulándose día tras día, mes tras mes, año tras año, se convierte en problemas crónicos de salud, que nos pesan y nos confunden.

Por eso, además de necesitar la energía sexual para expandir nuestra creatividad, necesitamos liberar y usar esta energía para sanar nuestro organismo, para devolverle la vitalidad y la frescura que cualquier cuerpo humano puede conservar sin importar su edad cronológica. La energía sexual es pues una energía terapéutica y si aprendemos a canalizarla puede ser la medicina más poderosa que podamos encontrar. Es además mucho más adecuada a nuestro cuerpo que cualquier otra medicina, porque viene directamente de nosotros mismos y pasa por todos nuestros centros energéticos, lo que incluye un paso decisivo por nuestro corazón.

¿Significa esto que para tener una buena salud necesitamos tener mucho sexo? En realidad, no es esto lo que queremos decir. A donde se dirige esta visión que proponemos es a sanar nuestra relación con la sexualidad, a revisar las creencias que tenemos sobre el sexo y la unión, sobre el placer y el juego entre lo femenino y lo masculino que habita en nosotros. Lo que buscamos al sanar nuestra energía sexual es descubrir que la existencia no es, como nos han enseñado algunas instituciones a nivel mundial, una carga pesada y dolorosa, un sacrificio serio del que la risa y el juego están excluidos, sino que la vida tiene un gran abanico de experiencias placenteras que podemos abrazar con plenitud, que la risa, el juego, la danza, el placer y el gozo que nos dan nuestro sentidos, nuestras emociones y nuestros pensamientos, también son un aspecto fundamental de toda experiencia humana. Es de este juego de donde viene la vida y de donde viene el arte, la culinaria y el enamoramiento.

Por eso la sexualidad física, genital, si bien hace parte de esa capacidad de gozo que es la energía sexual, no agota todas las posibilidades de esta manifestación energética. La sanación con la energía sexual implica más bien desarrollar lo que la cultura griega denominó eros, esa capacidad de disfrutar plenamente de una experiencia sin lastimarnos nosotros y sin lastimar a quien juega con nosotros. Eso solo es posible si se incluye en ella toda forma posible de inteligencia, es decir, “la inteligencia emocional, intrapersonal (la autoconsciencia de nuestros pensamientos, procesos, esperanzas y miedos internos), la interpersonal (desde la que se entiende la dinámica de las relaciones entre nosotros y los otros), la física, la lingüística y la creativa” (Mazanti y Lousada, 2017).

Sanar mediante la sexualidad significa sanar todo nuestro sistema y reencontrarnos con la energía que les da vida a todos los seres en su manifestación física y energética. Es decir, significa redescubrir nuestra esencia fundamental y convertirnos en la mejor versión, la más empoderada y dichosa, de nosotros mismos como seres humanos:

Algo falta en nuestra cultura, algo fundamental para nuestra felicidad como seres humanos. Sin esto, nuestras vidas nunca serán plenas. Nunca sentiremos el sentido de balance y armonía que anhelamos. Eso que nos falta es una relación saludable con nuestra sexualidad, porque, al tiempo que la sociedad nos pone el sexo frente a la cara todos los días, todavía nos encontramos desconectados de él (Mazanti y Lousada, 2017).

Nuestra invitación en el IBC es a que recuperes el poder creativo y mágico que yace latente en tu cuerpo, en tu mente y emociones. Que sanes de esta forma las relaciones que estableces con otros seres humanos y contigo mismo, y que conviertas en realidad, como la maga o el mago que eres, esa visión de vida que late en tu corazón, que corre por tus venas y que se expresa en el ritmo cadencioso de tu pulso. Recuerda que este es el mismo palpitar del universo, del que eres parte, es el mismo movimiento del amor, esa energía primordial, abierta, en la que no hay separación y desde la que podemos saber que estamos sostenidos y cuidados por la fuerza cósmica que mantiene las galaxias y los átomos en un movimiento constante y creativo.

Bienestar, terapia y evolución

Bioingeniería Cuántica 

Referencias

Mazanti, L. y Lousada, M. (2017) Real Sex. Why everything you learned about sex is wrong. Hay House.

 

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