Bacterias y evolución. “El dominio invisible de las Bacterias y su función Evolutiva”.

La gran explosión (Big-Bang) sucedió hace unos 14.000 millones de años y nuestro planeta se formó hace 4.500 millones. Las primeras formas de vida sobre la Tierra, los microbios, aparecieron hace unos 3.800 millones de años.

Gracias a las cianobacterias apareció el oxígeno sobre la superficie terrestre, que tuvo una enorme influencia en el curso de la evolución y permitió el desarrollo de la vida sobre la Tierra. Sin oxígeno, sin microbios, nosotros no estaríamos aquí.

Las bacterias son los principales seres vivos del planeta, están por todas partes, las podemos hallar desde kilómetros bajo tierra hasta los límites del espacio, dentro de un reactor nuclear y dentro de nuestro cuerpo, ayudándonos a funcionar.

Las Bacterias son microorganismos unicelulares miden pocas milésimas de milímetros y tienen formas diversas, como esferas, barras y hélices, están continuamente junto a nosotros. En nuestro cuerpo hay diez veces más microbios que células, y en total pueden pesar tanto o más que nuestro cerebro: unos 1.350 gramos en un adulto. Así cada uno de nosotros es a la vez un organismo y un ecosistema densamente poblado, con hábitats que albergan especies diferentes entre sí.

En el contexto de las Ciencias de la Vida, la evolución es un cambio en el perfil genético de una población de individuos, que puede llevar a la aparición de nuevas especies, a la adaptación a distintos ambientes o a la aparición de novedades evolutivas.

Para Bioingeniería Cuántica, la Evolución es la acción vinculada con un cambio de estado, un despliegue o desenvolvimiento y su resultado es un nuevo aspecto o forma del elemento en cuestión.

Evolucionar es dar vuelta hacia afuera dado que nada está quieto y existe una fuerza que nos empuja a girar. Es la capacidad de manifestar y de desplegar el programa original evolutivo sin límites y retroalimentar con él al universo.

Es reconocida la contribución decisiva que han tenido y tienen los microorganismos en la evolución y mantenimiento de todos los demás seres vivos que poblamos la Tierra.

Las bacterias han demostrado ser capaces de evolucionar y adaptarse al medio utilizando diversas estrategias, como son las mutaciones, la recombinación, la transferencia horizontal de genes o donación de genes entre sí. Durante cientos de millones de años los procariontes adquirieron genes de especies poco relacionadas entre sí y siguen haciéndolo en la actualidad.

La biología molecular ha demostrado que toda la vida actual procede de un antepasado común. LUCA (iniciales de last universal common ancestor), el último ancestro común de todos los seres vivos de este planeta. Su naturaleza se puede deducir extrayendo el mínimo común múltiplo de los genomas de sus descendientes, los seres vivos actuales, y muy en particular de las bacterias contemporáneas.

Cuando los sistemas auto-replicativos evolucionaron sobre la Tierra, al menos uno de ellos se adaptó al uso del DNA para almacenar la información heredable y al uso de las proteínas para expresar esa información. Este sistema finalmente originó todos los linajes que hay hoy en el planeta.

El estudio del genoma bacteriano indica que toda la información genética esencial para la vida de la bacteria está contenida en una única molécula de ácido desoxirribonucleico (ADN) de doble cadena y circular. Dicha molécula se denomina cromosoma bacteriano. Muchas bacterias poseen además ADN extra cromosómico, también circular y cerrado, denominado ADN plasmático que portan información genética para muchas funciones que no son esenciales para la célula en condiciones normales de crecimiento. En términos bioquímicos la composición y estructura de los ácidos nucleicos bacterianos, es la misma que para cualquier célula.

Cada uno de nosotros es la consecuencia de una serie de replicaciones sucesivas del DNA primigenio, que no se ha interrumpido jamás. La identidad de cada individuo alberga un laberinto interno de letras químicas que equipa al genoma completo con el mecanismo anímico de la vida.

IBC concuerda en que en nuestro ADN existe un verdadero “código” que co-evoluciona la vida de acuerdo con un plan evolutivo superior. Esto desafía la inherente indeterminación del mundo físico mismo y muestra niveles superiores de simetría y equilibrio, es decir, un mundo no dominado originalmente por la llamada teoría del caos.

El ADN busca evolucionar de la fusión e intercambio de información lo que permite el perfeccionamiento evolutivo.

IBC cuenta con protocolos para la realización de entrelazamientos cuánticos evolutivos donde la conexión produce intercambio de información. El entrelazamiento cuántico se podría definir como la habilidad de dos partículas para estar íntimamente conectadas, más allá de sus limitaciones del espacio y tiempo.

Para que nosotros los seres humanos podamos realizar en forma consciente un entrelazamiento con especies con sabiduría ancestral como es el caso de las Bacterias y recibir su mensaje tenemos que utilizar los tres fuegos que son: conciencia, amor y gozo.

Las bacterias desde siempre han intercambiado genes, el 80% de los genes bacterianos ha sido parte en algún momento del proceso de evolución en un intercambio entre especies. Esto explica por ejemplo la facilidad que tienen las bacterias de volverse resistentes a los antibióticos, y el peligro de que algunas cepas microbianas inofensivas se conviertan en virulentas con facilidad.

Además, se sugiere enmarcar la epigenética dentro de una perspectiva ecológica, donde las interacciones entre los tejidos animales y los microorganismos jugarían un papel central en la modificación.

Las relaciones que se establecen entre las bacterias y el hombre han tenido una repercusión importante en el desarrollo del genoma, en la evolución del microbioma y en el destino de poblaciones humanas. Algunas de ellas son favorables para la sociedad humana, y otras desfavorables y ocasionan daño, como ocurre con las enfermedades infecciosas.

Por ejemplo, el Staphylococcus aureus bacteria, que normalmente es inofensiva, vive en las fosas nasales de una tercera parte de la población mundial. Pero puede tornarse virulenta y causar trastornos en la piel o infecciones más graves. El uso excesivo de antibióticos a partir de mediados del siglo pasado ha dado lugar a la evolución de cepas mortales.

Helicobacter pylori vive en la mucosa del estómago, aumenta el riesgo de padecer cáncer gástrico y úlceras pépticas. Pero con el tiempo H. pylori puede reducir la acidez de estómago y el reflujo gastroesofágico, lo que tal vez disminuya el riesgo de desarrollar cáncer de esófago. También parece ser que nos protege de alergias y asma.

Para entender la evolución de las bacterias patógenas en cuanto a la adquisición de genes de virulencia o de resistencia, debemos considerar este proceso como el resultado de la incorporación de nuevas A «piezas A» mediante procesos de ingeniería evolutiva, es decir, mediante la generación de elementos genéticos nuevos, que se someten a los procesos adaptativos al instante.

Así, podemos ver el microbiota como un ecosistema con un ambiente dinámico, definido por la multitud de interacciones que existen entre sus componentes. Esto debería suponer una mayor cautela en el uso de antibióticos y, cada vez más, la utilización de tratamientos probióticos que no aumentan temporalmente la cantidad de un microbio o de otro, sino que benefician a toda la población, para que mejore nuestra salud.

Para BIC cuando se produce un cambio repentino en el estado energético acompañado de la absorción de la energía de otro espectro que genera una reprogramación de la realidad interna o externa produce un salto cuántico en las especies, quizás sea el caso de las Bacterias cuando adquieren su resistencia a los antibióticos.

En la perspectiva de nuestra relación con los microbios como compañeros de viaje, es preciso cuidarlos gestionando así nuestro propio beneficio.

En la medida que continuamos explorando el mundo microbiano, nuestro temor a los seres invisibles que nos rodean, y que están dentro de nosotros, debería matizarse con respeto por lo que estamos aprendiendo de ellos y con entusiasmo por lo que aún nos queda por descubrir.

Esto es coherencia biológica, un acto de supervivencia relacional, cambiante y atemporal.

Artículo publicado por:

Margarita Ortega González

Profesora de Biología y Ciencias. Docente Bioingeniería Cuántica

Bienestar, terapia y evolución

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Referencias

Boeke, J.D. 2003. The Unusual Phylogenetic Distribution of Retrotransposons: A Hypothesis. Genetics Research 13:1975-1983.

Doolittle, W. F. 2000. Nuevo árbol de la vida. Investigación y Ciencia. 283: 26-32.

González Fairén, Alberto. 2007. Transferencia horizontal de genes. Espacial.org. (recurso online).

Gladyshev, E. A., M. Meselson, and I. R. Arkhipova. 2008. Massive Horizontal Gene Transfer in Bdelloid Rotifers. Science 320:1210-1213. Artículo completo disponible aquí.

Gupta, R.S. 2000. The natural evolutionary relationships among prokaryotes. Critical Reviews in Microbiology 26:111-131.

WEBSITE: www.bioingenieriacuantica.com

Imágenes

Genómica bacteriana: There are 350 L CBs with minimun weight

Fotos Bacterias : Martin Oeggerli, con el apoyo de la Hochschule For Life Sciences, FHNW

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Sandra Fernández

Descubridora del PCT Pulso Cuántico Toroidal Base de Bioingeniería Cuántica

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