El corazón y la conciencia, variabilidad de la frecuencia cardíaca. Maqroll, el famoso personaje del novelista Álvaro Mutis, recibe el epíteto de “el gaviero”, es decir, algo así como el que vive con las gaviotas, en lo más alto de las embarcaciones: “el gaviero tiene como función subir a la gavia de la embarcación y divisar los horizontes. Es una atalaya que observa con inquietud y cierta curiosidad expansiva el derredor acuático y las vislumbres de la tierra” (Montoya, 2014). Es la consciencia de la embarcación, el que avisa el rumbo, advierte de los peligros y comprende cuál es la mejor manera de organizar la tripulación.

Nuestro cuerpo funciona igual. Es una embarcación con un rumbo determinado y tiene un órgano gaviero, que es la consciencia de nuestra vida: el corazón. No solo las más antiguas y sabias tradiciones lo han dicho; cada vez la ciencia también aporta más evidencia empírica para sostener que el corazón es un órgano que comunica información fundamental para reconocer cuál es el estado de nuestra salud física, emocional y mental, y cómo se encuentra nuestra habilidad de adaptarnos y convivir armónicamente con el entorno que nos rodea. ¿En qué consiste esta comunicación del corazón que la ciencia confirma hoy?

Todo organismo vivo tiene una tendencia instintiva a la autoprotección. Tener unos límites que determinan la identidad de un individuo, hace que allí donde terminan estos límites, empiece la existencia de eso otro que en potencia puede poner en riesgo la integridad de ese organismo. En el caso de una amiba, por ejemplo, su límite es la membrana celular con la que se comunica con el entorno: de la misma forma, el ser humano es un sistema complejo de órganos que son mantenidos juntos por el esqueleto y por la piel, que es el órgano que determina nuestros límites físicos. Así, todo lo que existe por fuera de esos límites es un otro con el que, en un sentido instintivo, debemos cooperar o del que debemos defendernos.

Esta dualidad entre cooperación o defensa determina dos estados posibles del sistema físico-psicológico humano: podemos estar en un estado de relajación y apertura para cooperar con el entorno y construir con este una experiencia de crecimiento, o podemos estar en estado de “luchar o huir”, en el que nos encerramos en nosotros mismos para atacar a, o huir de, lo que nos rodea, porque hay una profunda desconfianza ante nuestro entorno. La primera de estas formas de experiencia está sostenida por el sistema nervioso parasimpático, que relaja el cuerpo y permite la recuperación de la energía; la segunda, por el sistema simpático, que activa el cuerpo y desata la respuesta hormonal necesaria para huir o defendernos.

Pues bien, la ciencia acepta en la actualidad que el ritmo del corazón es una de las mejores maneras de determinar en qué estado se encuentra nuestro sistema. Esto se hace mediante la medición de lo que se conoce como Variabilidad de la Frecuencia Cardíaca –VFC– (HRV, Heart Rate Variability, es la sigla en inglés), que tiene que ver con el tiempo que hay entre cada latido. En el ritmo del corazón, entre latido y latido, hay un intervalo que puede ser medido en milisegundos; estos intervalos pueden presentarse con uniformidad de duración o pueden tener variaciones. Cuantas más variaciones hay entre cada intervalo, hay una mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca. Cuanto mayor es la variabilidad, mejor condición de salud hay en el sistema general de la persona. De manera inversa, a menores diferencias entre los intervalos, hay una menor variabilidad de la frecuencia, y esto a su vez significa un estado de salud menos benéfico en nuestro organismo.

Una mayor variabilidad de la frecuencia significa que el cuerpo está en un estado de mayor relajación y el sistema nervioso parasimpático está en mayor funcionamiento, por lo que hay una mayor capacidad de adaptación y de flexibilidad del corazón para ajustar al cuerpo en su totalidad al entorno que nos rodea. De esta manera, mayor variabilidad en el corazón hace que se dé una mayor capacidad de cooperación e integración con el entorno. De la misma forma, una baja variabilidad representa un estado de mayor estrés y temor frente al ambiente: como el cuerpo está preparado para atacar o huir, el corazón bombea sangre de una manera más rápida y más regular, lo que disminuye la diferencia entre los intervalos en los latidos. Esto es acompañado por un aumento de adrenalina y cortisol, que son las sustancias requeridas para efectuar una respuesta física rápida frente a la amenaza.

La ciencia confirma de esta manera lo que desde hace mucho han dicho culturas ancestrales: que la mayor sabiduría no está en el cerebro, sino en el corazón, y que este es el mejor guía para nuestro desenvolvimiento en el mundo. Ahora bien, teniendo esto presente, es posible tomar un mayor control sobre nuestro estado de salud general, pues la Variabilidad de la Frecuencia Cardíaca no solo es un síntoma de nuestro estado, sino que incide sobre este: medir la VFC puede servir para determinar cómo estamos, pero también es posible alcanzar una adecuada VFC para incidir positivamente sobre nuestro bienestar.

La mejor manera de conseguirlo es a través de técnicas específicas de meditación que ayudan a controlar conscientemente la respiración para que el sistema parasimpático se active y la restauración del cuerpo se dé. Estas técnicas, con ayuda de tecnologías que miden la frecuencia cardíaca, son un importante recurso que el mundo contemporáneo pone a nuestra disposición. Sin embargo, todavía no ha sido superada la tecnología más antigua, la que nuestro cuerpo posee por naturaleza propia: el ser conscientes de los latidos de nuestro corazón mediante el pulso y escuchar mediante este ritmo íntimo el mensaje que la sabiduría profunda de nuestro cuerpo nos manifiesta con cada palpitar.

Bienestar, terapia y evolución

Referencias

Campos, M. (2017). Heart rate variability: A new way to track well-being. Harvard Health Publishing. Recuperado de https://www.health.harvard.edu/blog/heart-rate-variability-new-way-track-well-2017112212789

Montoya, P. (2014). ¿Quién es Maqroll el Gaviero? Recuperado de http://www.pablomontoya.net/quien-es-maqroll-el-gaviero/

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